Cajón: La Playa con marea de chicha/ Diccionario de nombres pezeteños (Parte 1)

[vc_row][vc_column][vc_column_text css_animation=”fadeInRight”]Por Tatiana Soto[/vc_column_text][vc_empty_space height=”25px”][vc_column_text] Corría la década de los 60 y Costa Rica  era testigo de la llegada del hombre a la luna, los más grandes visionaban la visita del presidente de los Estados Unidos John F. Kennedy, y los más pequeños hacían de control remoto subiendo y bajándole el volumen al nuevo inquilino de la casa con el que lo veían todo: el televisor.

Esos niños de entonces, ahora con carné de oro o a punto de obtenerlo, registraron en sus cabezas historias pezeteñas que nunca llegaron a la televisión, como los bautizos del distrito donde viven hoy. Y como lo único peor a no saber es olvidar, con su ayuda les contamos cuatro empezando por Cajón, y ¡no! ¡no se llama así porque parece uno!

En cuanto la jornada del día caía con el atardecer, los vecinos de lo que ahora conocemos como Cajón salían a relajarse entre amigos. Su destino era uno, y amigo tras amigo se unía de camino hasta que el grupo estuviera completo. “¡Pero que nadie atrasara!”, recordó sobre lo que que se contaba del tema Olivier Saborío, presidente de la Asociación de Desarrollo del Carmen de Cajón.

Los mejores campos se iban rápido en la quebrada de aguas limpias y pozas teñidas por los celajes naranja que en minutos se apagaban y encendían de nuevo con el brillo de las estrellas. La chicha era la anfitriona y lo sabía. Convocaba a los vecinos a “bajar al cajón” por un respiro (y un trago), y les descansaba sus cuerpos golpeados por la resaca de trabajo.[/vc_column_text][vc_column_text]

[/vc_column_text][vc_column_text]“Hay una parte baja en Cajón que se le llamaba La Playa, en donde había quebrada y pozas y la gente se reunía ahí para divertirse. En ese lugar se hacía chicha en un gran cajón, entonces cuando la gente de las partes altas quería salir a divertirse en las tardes, decían: ‘¡vamos al cajón!’”, cuenta Olivier Saborío. De esa manera la comunidad comenzó a popularizar el nombre de Cajón, a tal punto que quienes no vivían en el lugar lo conocían por ese apodo. Los vecinos terminaron proponiendo el nombre al Concejo Municipal para cuando se oficializó el territorio como distrito en los años 60.

Cajón es el octavo distrito de Pérez Zeledón, y el único cuyo bautizo tiene detrás una sustancia más “espirituosa” que agua bendita, pero por ahí de las mismas fechas cerca de San Isidro, 4 comunidades también se organizaban para solicitar que se creara un nuevo distrito: Barú. Conozca por qué lleva nombre fantasma en la segunda parte de nuestra serie Diccionario de Nombres Pezeteños.[/vc_column_text][vc_empty_space height=”29px”][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]

 [/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]